El aprendizaje de este esclavo va avanzando, y cada vez lo hago sufrir un poco mas. Tal situación me excita mucho, ya que doy rienda suelta a mi instinto sádico. Amarrado a la cruz de San Andrés, le ato las pelotas y le pongo pinzas en sus pezones, y empieza su castigo y mi diversión. Sus gemidos no solo no consiguen que me apiade de el, sino que mi excitación va subiendo.

No dejo de recordarle lo insignicante que es, y me burlo de su pequeña polla, la cual es inútil, y solo sirve para mofarme de ella. Humillarle es para mi un gran placer, y mezclado con la tortura a la que ...

El aprendizaje de este esclavo va avanzando, y cada vez lo hago sufrir un poco mas. Tal situación me excita mucho, ya que doy rienda suelta a mi instinto sádico. Amarrado a la cruz de San Andrés, le ato las pelotas y le pongo pinzas en sus pezones, y empieza su castigo y mi diversión. Sus gemidos no solo no consiguen que me apiade de el, sino que mi excitación va subiendo.

No dejo de recordarle lo insignicante que es, y me burlo de su pequeña polla, la cual es inútil, y solo sirve para mofarme de ella. Humillarle es para mi un gran placer, y mezclado con la tortura a la que le someto físicamente, me hace sentirme Todopoderosa, y eso me encanta.

Tras verle en esa posición tan indefensa, le ordeno que se masturbe, deseo ver como se corre ante mi. Mi esclavo eyacula solo a mi orden, y cuando a mi me da la gana. Siempre obediente, no tarda en correrse en su mano, y como recompensa, le mando lamer y saborear su propia corrida, lo cual me divierte y satisface, mientras le sigo humillando para que sepa que eso es lo que le espera en adelante en su patética vida.